Somos mamíferos cableados para la conexión. Esta relación con el otro, nos da bienestar físico y emocional. Además, nos hace más felices y prolongando nuestra vida si la compartimos con personas cercanas queridas, en quienes confiamos.
¿Qué pasa cuando entramos en una situación de riesgo o peligro? Situaciones como: un aborto, la muerte de un ser querido, el diagnostico de una enfermedad con riesgo de vida, un cambio de vida grande (mudanza, convivencia con hijos de ambos), el aislamiento o la incertidumbre de una pandemia. Entramos en un estado excepcional de alarma, estrés. La sensación de peligro y de perder la base conocida segura nos abruma.
Al sentirnos en peligro, en nuestro cuerpo se activa la respuesta primitiva de alarma: “ataco, huyo o me desconecto”. Atacar, puede ser dañino para el vínculo o la situación. Huir a veces no es materialmente posible como desearía, o no surte efecto la distancia que puedo poner. La única posibilidad es desconectarme, darme por vencido o derrotado/a frente al pedido desesperado a MI SER QUERIDO de: “ACOMPAÑAME en esto que estoy sintiendo: FRUSTRACION, ENOJO, DESESPERACION. Se oye decir: “no se para dónde ir”, “tengo MIEDO, siento DOLOR”, “estoy perdido/a”, “lo que me sostenía o daba sentido a mi vida ha cambiado, no está”, “estoy confundido, inseguro/a”.
Muchas veces, por estar nosotros mismo campeando ese temporal como podemos, con nuestra respuesta de alarma activada también: REACCIONAMOS. Buscando: consuelo, apoyo, sostén en nuestro ser más cercano y querido: nuestra pareja. PORQUE NUESTRO CUERPO ESTA PROGRAMADO PARA BUSCAR SEGURIDAD Y REGULACION EN ESE VINCULO PROXIMO, cuando entramos en alarma.
¿Qué pasa cuando este SALVAVIDAS DE CONTAR CON ESE VINCULO FALLA?
Esto lleva a ambos a su respuesta típica (según su propia historia vincular): de EVITAR, ALEJARSE O DESESPERADAMENTE BUSCAR AL OTRO. Quien evita: trata de protegerse y proteger la relación “no peleando”, evita que se agrave la situación. El que reclama: trata de restaurar la conexión, a veces desbordado/a con gritos y reproches. Pero ¡AMBOS BUSCAN CONECTAR!
EL OTRO, mi mayor agente de REGULACION EMOCIONAL, MI REFUGIO SEGURO en medio de la crisis vital: NO ESTA DISPONIBLE. Esto nos lleva en el caso de no contar con más vínculos seguros, de sostén, a una profunda sensación de DESESPERACION Y DESESPERANZA.
Y en el peor de los casos, si no podemos hablar de esto en algún momento con nuestra pareja, si lo bloqueamos, si no nos sentimos escuchados o nos hartamos de esta dinámica negativa, RENUNCIAMOS. Además una DOLOROSA HERIDA EN NUESTRA RELACION se creó, aumentando el estrés. El vínculo, no es ya seguro, ni confiable. Se escucha decir a los miembros de la pareja: “No le importo, no le interesa”, “ya no quiere estar conmigo”, “no me registra”.
Pero si podemos darnos cuenta que es lo que está pasando. Si logramos transitar esas emociones que genera la crisis. O las que generó un situación en el pasado dañina,de la mano del otro/a comprensivo, en sintonía emocional, TODO PUEDE CAMBIAR.
Podemos crear un espacio nuevo de COMPRESION genuina, de lo que cada uno sintió y experimentó. Dejo que me VEAN Y COMPRENDAN SENTIR. La mayoría de las veces quien nos descuida, “NO SE DA CUENTA” de que lo está haciendo y cuanto dolor y lesiones causa. Así podemos empezar a REPARAR. Lleva un tiempo poder procesar estas heridas. A veces necesitamos apoyo externo para contar con un espacio seguro, para animarnos a encontrarnos y arriesgarnos a mostrarnos. Muchas veces el temor a quedarnos solos otra vez y volver a ser heridos es demasiado grande. Se escucha decir: ”ya no quiero asumir más riesgos”, “me agoté”, “no creo que sea posible”, “no me quiere”.
¿Cómo podemos hacer para propiciar la reparación?
Crear un espacio de mucho cuidado, seguridad, contención y cobijo para abordar estar heridas, es esencial. Sobre todo: ESCUCHARSE SIN JUZGAR, NI CRITICAR. Como escuchamos a nuestros amigos. CUIDEN DE CREAR ESAS CONDICIONES. Si no, es como atender una quebradura expuesta en la cocina de la casa. Hablen de lo que cada uno siente y necesita (eviten hablar del otro).
Estén en sintonía y conectados. Más que nunca en este tiempo de aislamiento e incertidumbre. Este es un momento decisivo y clave en la vida de nuestra pareja.
TAREA PARA CASA: dense unos 20 minutos en la semana (acordado por ambos previamente), en un lugar donde no van a ser interrumpidos para tener un encuentro con su pareja. Conversen de como se están sintiendo y si están necesitando algo del otro. Siempre pueden hacer un adelanto con un mensajito de texto o carta, si hay muchas piedras en el camino (miedo, dudas, inseguridad). Si esto es muy difícil pueden probar escribirse un email o carta. Para comenzar a poner en el papel algo de lo que les pasa. Mencionar el anhelo de volver a conectar como les gustaría o de las dificultades que están teniendo.
¡Disfruten de lo que es posible!